Efectivamente, la noticia saltó anoche por sorpresa: J.J. Abrams, uno de los directores con más talento de la industria cinematográfica, ha sido confirmado como el que llevará los mandos en Star Wars, episodio VII. Recordemos que, tras la compra de Lucasfilm por Disney hace algunos meses, se anunció que se iba a estrenar una película de la saga galáctica para 2015, y que se iba a encargar de escribirla Michael Ardnt, responsable de Toy Story 3. Bien, pues habemus director. Abrams ha tenido que recular, pues ya dijo en su día que no iba a dirigir ese proyecto, y aludió a una especie de lealtad hacia Star Trek, ya que es el máximo responsable de su resurrección exitosa en cines. Parece ser que era la primera opción de Kathleen Kennedy, la actual mandamás de Lucasfilm, y al final lo ha conseguido, ayudada por una buena cantidad de dinero, es de suponer. Abrams le ha ganado la partida a Ben Affleck, ahí lo dejo. Con este fichaje se va a producir algo histórico: las dos grandes sagas fantásticas de la historia van a compartir director, algo que hasta entonces era impensable dada la rivalidad entre los seguidores de una y otra, así como de las productoras que las llevan a cabo: la Fox y la Paramount.
Ahora solo queda la incógnita del reparto (van a tener que hilar muy fino con esto, aunque hasta ahora están llevando el proyecto de manera acertada, a priori) y, sobre todo, la de la música. Si el maestro Williams no puede componer la música del nuevo episodio, algo que no sería de extrañar, dada su edad y sus compromisos con Spielberg, tendría todas las papeletas de hacerlo el gran colaborador de Abrams en todos sus proyectos: Michael Giacchino, un compositor que, bajo mi punto de vista, es el perfecto sustituto del gran John Williams cuando este nos falte.
A ver qué sale, que la Fuerza los acompañe.