«Ocho apellidos vascos», el talento de Dani Rovira

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Diez semanas en el número uno. Solo una película como Godzilla (Garreth Edwards, 2014) la ha conseguido desbancar, después de convertirse en la película española más vista de la historia. Ocho apellidos vascos (Emilio Martínez Lázaro, 2014) literalmente ha roto las taquillas en España, ayudada especialmente por ese fenómeno que hace tiempo que no se veía: el boca oreja. Ha sido un necesario respiro para el cine español, que se ha demostrado a sí mismo que se puede conseguir, que se puede luchar con las más grandes, utilizando nuestros medios y nuestra forma de entender la vida. No es necesario llorar tanto ni echar balones fuera: pueden conseguirlo, tal y como sostienen cineastas como J.A. Bayona o Alejandro Amenábar. Solo hay que querer hacerlo y saber lo que le gusta al público, y no querer imponerle lo que debería gustarle. Y todo esto se ha conseguido con una comedia romántica cuya intención es hacer reír, no más ni menos. Y cuyo éxito se basa casi exclusivamente en uno de los mejores humoristas de este país: Dani Rovira. Sigue leyendo

Grandes películas de todas las épocas: «El violinista en el tejado»

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Cuando hablamos de la historia del cine, tarde o temprano una cosa queda clara: su poder popular es innegable, es fuera de lo común. Esto es así hasta tal punto que hay frases de películas que han pasado al lenguaje como refranes, y hay personajes que están en el imaginario común. En este sentido, podemos enumerar diez o veinte películas que han pasado a la Historia, porque la mayoría de la gente conoce algo de ellas, aunque vayan pasando las generaciones. Una de esas películas es, sin duda, El violinista en el tejado (Fiddler on the roof, Norman Jewison, 1971), que ha dejado para la posteridad una canción que todos hemos tarareado alguna vez, If I were a rich man (Si yo fuera rico). Pero es que, además, se trata de una gran película, espectacular, alegre, divertida, y dramática. Una auténtica delicia. Sigue leyendo

«Tres bodas de más», decepcionante

Inma Cuesta

La comedia española está remontando el vuelo después de unos años en los que no hacía más que repetirse y convertirse en una parodia sin gracia de sí misma. Al menos ahora se intentan hacer cosas nuevas, originales para el cine patrio, aunque eso signifique acercar un poco las películas al esquema de Hollywood. Además, las campañas de promoción han mejorado bastante desde que las cadenas de televisión tienen que dedicar dinero al cine español, de forma que están consiguiendo que la gente se anime a acercarse al cine a ver películas de nuestro país. El problema es que muchas veces la publicidad engaña, y te hace creer que vas a ver un producto fresco y genial, cuando en ocasiones se queda en un intento bastante decepcionante. Es el caso de Tres bodas de más (Javier Ruiz Caldera, 2013), que termina siendo una extraña y aturullada mezcla que hace reír más bien poquito.

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