Es difícil abordar esta película, puesto que es imposible ser objetivo cuando tienes que hablar de uno de los hitos, no ya de tu infancia, sino de la de muchísima gente. Y lo que suele ocurrir es que, si la tratas como te dicta la conciencia, mucha gente que no es de tu generación la despreciará y dirá cosas como «vaya películas que veíais antes», o cosas por el estilo. Por eso, esta sección trata de analizar las películas que marcaron mi infancia-adolescencia una vez que las he visto ahora, con más experiencia visual a mis espaldas. Y, oh sorpresa, esta película me sigue haciendo gracia y, a mi entender, conserva su esencia y su intención básica 28 años después de su estreno: hacer reír. Sigue leyendo