«Antidisturbios», una de las series del año

Cuando Movistar+ inició su propia plataforma anunció que quería ser el Netflix español, en el sentido de que quería producir sus propias series. Desde el principio se dijo que esas series tendrían un sello de calidad que haría que mereciese la pena pagar la suscripción. Y vaya si lo han hecho. Nombres como La unidad o La peste confirman que esa intención estaba muy bien encaminada.

La última propuesta es Antidisturbios, dirigida por Rodrigo Sorogoyen y escrita por el propio Sorogoyen e Isabel Peña, su colaboradora habitual. Nos cuenta cómo un desaucio sale bastante mal, y cómo esa resolución inicia una investigación que saca a la luz una trama corrupta en la que están involucradas algunas de las más altas esferas del país. Con un magistral dominio del suspense, iniciamos el viaje con un episodio de alto voltaje con la primera gran set piece, la del desaucio en un barrio humilde de la capital. La acción no deja respiro al espectador, y muestra un dominio abrumador de la cámara al hombro y de los planos secuencias. El resultado es desasosegante, e incluso claustrofóbico.

La serie técnicamente es una maravilla; por momentos no pasa el tiempo, y terminas los episodios casi sin darte cuenta. También ayudan los actores, que están todos fantásticos, con especial atención a una Vicki Luengo misteriosa y dominante, y a Hovik Keuchkerian, y Raúl Arévalo, que hacen un trabajo tan natural que al poco tiempo no ves a los actores, sino a los personajes.

Por último, Antidisturbios no sólo se deja ver con bastante agrado; también hace pensar, por los paralelismos que presenta con ciertos hechos del pasado reciente en España, presentados aquí con mucha elegancia, pero que tienen una gran carga de profundidad. Si hay algo peor en esta serie es que, al ser el episodio piloto TAN bueno, simplemente no es posible mantener el ritmo en los siguientes capítulos, y este decae un poco. Pero se compensa por la tensión enorme que presentan los personajes cuando comienza la investigación de los hechos.

Si aun así hay alguien que tiene dudas de empezar a verla, recomiendo que se ponga los primeros cinco minutos. Si después de esa espectacular presentación del personaje de Vicky Luengo no se engancha, entonces es que no está hecho para este tipo de serie. Y lo mejor es que a partir de ahí todo mejora.

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